Medicina Nóbel

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lunes, 13 de noviembre de 2017

SMART PILLS; nanocápsulas inteligentes diagosticarán enfermedades.



El mundo de la nanomedicina pone a prueba una nueva tecnología biológica que podría ayudar a diagnosticar enfermedades y prevenir sus efectos en la salud.
Se trata de las "smart pills" o píldoras inteligentes, las cuáles llevan microchips que revisan el cuerpo humano y también para detectar probables problemas genéticos.
Estados Unidos aprobó la venta de una píldora que trae una cámara diminuta, con la cual se podría replantear la colonoscopía. La píldora se llama Pillcam Colon y fue creada por una empresa israelí.Por su parte en Australia los investigadores de la Universidad RMIT, presentaron los resultados de unas píldoras con sensores para detectar trastornos intestinales, y aseguran que éste método de diagnóstico y prevención no traerá problemas a la salud.
Los inventos desarrollados ya superaron las primeras pruebas en humanos y ha sido más preciso que otras técnicas utilizadas hasta hoy. Ésos dispositivos son capaces de diagnosticar desde molestias benignas, como la hinchazón o el dolor intestinal, hasta diferentes tipos de cáncer.
Recientemente se ha observado un fenómeno alarmante: cada vez más jóvenes en edad escolar recurren al uso de smart pills o píldoras inteligentes, estimulantes que supuestamente sirven para incrementar el rendimiento mental en etapas de alta exigencia de estudio académico, como al finalizar cursos, presentar exposiciones o realizar exámenes. Incluso hay quiénes las toman en días de fiesta porque piensan que les ayudarán a divertirse, y contrarrestar los efectos adversos del alcohol y la falta de sueño.


Muchos estudiantes están convencidos porque les aseguran que éstas pastillas han sido probadas en protocolos médicos, carecen de reacciones secundarias y no generan adicción. Este punto de vista es erróneo, y vamos a ver porqué.
Las "smart pills", también llamadas nootrópicos, potenciadores cognitivos o drogas inteligentes, poseen sustancias naturales u obtenidas en el laboratorio, capaces de estimular determinadas funciones del sistema nervioso central (cerebro y médula espinal).
Entre los ingredientes más empleados encontramos vitaminas, aminoácidos, químicos que mejoran la oxigenación de la sangre y precursores de hormonas, así como ciertos medicamentos, entre ellos metilfenidato, anfetamina, dextroanfetamina y modafinilo. Sobre éstos últimos debemos señalar que han sido sometidos a estrictos protocolos de investigación, para demostrar su utilidad en la atención de enfermedades como el trastorno, por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), depresión y afecciones del sueño como narcolepsia (excesivo sueño diurno), pero no para mejorar la inteligencia. Queda claro que promover el uso de smart pills (lo cuál suele suceder en algunos foros “de expertos” y páginas de respuestas en Internet) es acto irresponsable que no toma en consideración los daños tanto en el plano personal, como en el familiar y social.
Cabe la posibilidad de que el uso de éstos productos de moda logre que algún joven mejore su atención, lucidez y concentración (ante todo por sugestión o porque, sufre problema psiquiátrico que no le ha sido diagnosticado), pero para mantener éste efecto deberá continuar el consumo de nootrópicos en mayor cantidad, ya que el sistema nervioso se habitúa a los estimulantes y deja de producir ciertas sustancias, que le permiten comunicarse, los (neurotransmisores). A través de éste mecanismo que no se completa se genera una adicción física.