Medicina Nóbel

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sábado, 21 de mayo de 2011

Para la mujer el pene es cuestión de tamaño ....?

Hay que terminar con el mito y tabúes que el sexo acaba con el paso del tiempo y no hay una edad para terminar con las relaciones sexuales. Las relaciones sexuales pueden acabar por la voluntad propia, religión o celibato o por impedimentos físicos pero no por prejuicio social.
El sexo no tiene edad pero cambia con la edad y los adultos mayores pueden gozar de la sexualidad plena, pero teniendo en cuenta algunas consideraciones según distintas enfermedades como medicamentos para la hipertensión o el colesterol que afectan el deseo y la depresión que baja la líbido como trastorno psíquico o el abuso de medicación.
Con el paso de los años el cuerpo va sufriendo diferentes cambios físicos y psicológicos, en las mujeres la menopausia con pérdida de lubricación y en los hombres la andropausia que provocan disminución de la respuesta orgásmica. Así es que se necesita mayor erotización en el cuerpo con caricias en las zonas erógenas pero la actividad sexual va más allá de la genitalidad al necesitar más estímulo con la mirada, encuentros íntimos más prolongado con el otro, los mimos, la felatio etc.
La sexualidad tiene que ver con la vitalidad en la juventud pero en la tercera edad es necesario hacer pactos con nuevas motivaciones sin perder la intimidad y el placer y depende de como fue su vida sexual en su juventud, si tuvo vida sexual activa o fue esporádica con aburrimiento de la pareja entonces hay que apelar a la creatividad usando lencería, estimuladores, juguetes o accesorios eróticos con terapia sexual para ayudar a una mejor estimulación.
La revolución de la pastilla azul Viagra transformó la exualidad de jóvenes y adultos al cambiar la relación de pareja por el cansancio de la actividad diaria, la noche era para el descanso y hacía la sexualidad más apaciguada.
Ante la nueva independización de la mujer, se ha creado el inconformismo despues de larguísimos años de conformismo o sometimiento y la tendencia actual hace preferencias muy variadas en opiniones entre unas y otras en considerar el goce sexual por el "tamaño del pene" como una predilección del placer diferenciado. Esta predilección además se encuentra en los accesorios eróticos que ayudan la estimulación erógena para la relación íntima.
Durante la juventud la cuestión de tamaño es importante para el juego erótico para mayor goce sexual en la pareja y no tanto en la tercera edad donde el acto sexual es más pasivo y de mayores caricias y contacto con el cuerpo para estimular la psiquis.
Un informe del noticiero de un voluminoso libro art de (The Big Penis Book) desnudan el mayor misterio de la mente masculina: ¿por qué estamos obsesionados con el tamaño?

Sin embargo en la literatura médica no se indica que los valores antropométricos se vinculen con la satisfacción, para el caso de la medida del pene.
En una encuesta con 200 mujeres entre 19 a 62 años respondieron que no era cuestión del tamaño para que ella estuvieran satisfechas pero 115 dijeron que era importante el tamaño, y 64 lo negaron pero el 92% de las primeras y el 97% de las segundas dijeron estar satisfechas con su vida sexual.
Los investigadores preguntaron a las encuestadas si estaban satisfechas con el tamaño del miembro de su pareja y 127 dijeron que sí y 49 dijeron no pero para ambas su vida sexual no varió significativamente.
Aunque más no sea por el ego en el varón y la fantasía en la mujer, si se pregunta todas elegirán un miembro más grande aunque en la realidad eso no influye en la satisfación sexual.

Si el higienismo de Alfred Kinsey  determinó medir 3.500 miembros masculinos en su extensa trayectoria como sexólogo (donde se detrminaron los 15,25 centímetros promedio normal), la fundación mítica de la idea nos lleva hasta la Antigua Grecia, con Príapo convertido en el John Holmes mejor dotado de nuestros tiempos, en cambio para los antiguos siempre erecto como un faro para el hombre como anhelo de su potencia viril (no es casual se haya bautizado como "priapismo" el mal del que padece una erección permanente) de igual modo como se propone a un santo patrono de aquél que aspira al 24x6 cm de 500 gr. 
Pero ¿más tamaño significa más hombría? Ahí es donde una liturgia escolar ha enseñado y torturado al grandote con la célebre "ley de la L", sin embargo la zoonosis confirma el saber popular: de todos los monos, el gorila es el que tiene pene más pequeño, apenas 3 centímetros, listo para la acción.
Para aquél servidor de amas de casa desesperadas, el tamaño poco importa al hombre pero se  invierte en la lucha de poder en la clásica guerra de los sexos: si en la Gran Depresión él picaba piedras y ella alquilaba su cuerpo, en ésta Gran Recesión el hombre tarifa la aventura amatoria. 
Asistido por la pastillita azul, pone en funciones su bien dotado y se convierte en una atracción como el africano que posa ignorante de su desnudez, para las cámaras de National Geographic.
Ya el hombre aunque demandado ó exigido, con todo el peso de su hombría ya no sobre sus hombros, sino entre sus muslos, es como siempre fue en que una buena mujer es aquella que ofrece más de lo pide....
...y para aquellas mujeres más fanáticas pueden llegar sentirse más dichosas si miran penianos con anteojos 3D...